Tras dos días en Hiroshima y el gran Tori de Miyajima, pusimos rumbo a Hakone, donde la idea era hacer noche en alguno de los mejores ryokan donde dormir en Japón ya que teníamos claro que no queríamos irnos de Japón sin vivir una noche entre 4 paredes como las que vais a ver a continuación. Y… bueno, sí, también hacer un poco el ganso al más puro estilo “japonés tradicional”. Mirad qué pintas haciendo el ritual del té japonés 😀
No sé vosotros, pero al menos yo, antes de nuestro viaje por Japón, me imagina alguna noche en la típica habitación con puertas corredizas, tatamis de bambú y futones con almohadas de plumón de pato donde dormir cual corderillo feliz. Un sitio donde la paz oriental reinase en cada habitación en forma de musiquilla japonesa mientras te caen orquídeas del techo. Vamos… lo que viene siendo un poquillo de lujo oriental nivel Champions League. Al menos yo me lo imaginaba así.
Y bueno, por muy surrealista que suene, y a tenor de las fotos que estáis viendo… sí, exacto, ese sitio lo encontramos (¡yuju!) en uno de los mejores ryokan de Hakone donde gozamos como perrillos viviendo el auténtico relax japonés en un increíble onsen (baño japonés) rodeados de bambúes y una preciosa habitación de ensueño con vistas a las montañas de Hakone que lograron cortarnos el hipo para 15 años.
Empieza la “Operación Relax”, ¡rumbo a Hakone!
La idea estaba clara: queríamos pasar una noche en un ryokan, y para ello, según nos dijeron, los mejores lugares donde alojarse en un Ryokan en Japón se encuentran en Hakone, rodeados de montañas y bosques que obligan a todo aquel que quiera llegar hasta aquí a hacer un viaje la mar de divertido de tren en tren y algún que otro autobús.
Aquí nos tenéis en el primero de los trenes que pillamos, con los maletones y sonrisillas de japos ilusionados 😀 Aún no lo sabíamos pero nos dirigíamos a uno de los momentos más épicos del viaje. ¡Lo que estaba por llegar iba a ser flipante!
Todo el recorrido que el tren hace hasta Hakone es una pasada. Yo diría que este tren es en si una atracción. A diferencia de los trenes de alta velocidad, estos son mucho más tradicionales, carecen de las comodidades de los trenes bala pero sus itinerarios son muchísimo más bonitos recorriendo parajes espectaculares llenitos de vegetación.
Fijaos qué maravilla. Como veis es imposible aburrirse mirando por las ventanas. Según nos dijeron este trayecto es posiblemente uno de los recorridos en tren más bonitos de Japón, donde túneles de película, bosques galería de bambú, puentecitos y pequeños poblados de montaña os irán entreteniendo durante todo el camino. Una chulada
Pues bien, tras un par de trenes, por fin, llegamos a Odawara, nuestra penúltima parada antes de llegar a Hakone, y una vez allí, saltamos al autobús que definitivamente nos llevaría hasta la parada del ryokan que teníamos reservado. ¡Ya casi estábamos!
El recorrido en autobús fue de 45 minutos, y nuevamente, sin desperdicio en cuanto a vistas. Por aquí los bosques de bambú eran todavía más impresionantes que los que vimos desde el tren. Fijaos qué locura.
Según la guía Lonely Planet de Japón, Hakone es una zona ideal para el senderismo y en el caso de que te canses del relax de los ryokan, una buena alternativa es hacerse un señor sendero por la zona, y de paso, si el día está claro, disfrutar de las vistas del precioso Monte Fuji que es una pasada 😉
De los mejores ryokan donde dormir en Japón
Tras hacer un largo recorrido entre trenes y autobús, por fin, llegamos al sitio que elegimos como nuestro Ryokan tras una dura selección de entre todos los sitios donde dormir en Hakone y que ahora veréis con todo lujo de detalles.
Nada más llegar nos recibieron como a reyes en la recepción del hotel. Les falto besarnos los pies. En Japón, la hospitalidad de los hoteles es siempre excelente pero el trato de este sitio cantaba a leguas que esto era otro nivel. Tras el check-in, de la nada apareció a la que denominan Nakai-san, nuestra asistenta. Ahí es nada Mariloli. En nuestro caso la Nakai-san era una señora mayor, vestida con quimono y moño, que nos invitó a que la siguiéramos hasta la que sería nuestra habitación para las próximas 24 horas.
Como cervatillos perdidos en el bosque comenzamos a seguir a la señora por los pasillos del ryokan y según llegamos a la habitación, nos santiguamos a la par que exclamábamos un “mamma mía” frente a lo que vulgarmente se conoce como una “habitación que te cagas“. Para lo que habíamos pagado si este sitio no es el mejor ryokan de Japón en relación calidad-precio… poco le falta. Para que os hagáis una idea la foto de arriba es la “sala principal” y abajo, “uno de los dos baños”. Acojonante, de verdad.
¿Qué os parece? Brutal, ¿no? Jajaja. Y mientras flipabamos, la señora haciendo reverencias y preparándonos un té. No dábamos crédito 😀 De todos modos, antes de nada, me gustaría aclarar un poco qué es un ryokan ya que viendo estas fotos vuestro nivel de flipe puede ser bastante potente y tampoco quiero que penséis que todos los alojamientos de Japón son así porque no lo son.
Los ryokan son el alojamiento tradicional japonés que toda la vida de Dios han existido para hospedar a huéspedes a corto plazo. Una o dos noches, para que os hagáis una idea. Y bueno, a día de hoy, y en parte debido a la masiva llegada del turismo, estos han pasado a convertirse en alojamientos de lujo donde como veis… hasta el papel higiénico estaba hecho con hojas de té de motcha. Para el que no lo sepa en España 30 gramos vienen a costar 17€ y… sí, en esta habitación te limpias el duodeno con él.
La estructura de estos ryokan no es la de una habitación de hotel normal. Digamos que esto es otro concepto. En el caso del que nos dieron a nosotros, ¡yo diría que era más grande que mi piso! Unos 50-60 metros cuadrados no hay quien se lo quite. Echad un ojo al vídeo donde veréis como llegamos al hotel y nuestra reacción al ver por primera vez las habitaciones de arriba a abajo por dentro.
Como veis, la habitación es gigante y en ella se puede ver perfectamente cómo es un ryokan japonés y las partes en que se divide:
- El recibidor del que os hablaba al principio. Su nombre es agari-kamachi y se utiliza para dejar abrigos y zapatos.
- Una sala principal, dividida por paneles corredizos llamados shoji, con suelo de tatami, mesas bajas de madera y unos cojines para sentarse llamados zabuton
- Los famosos futones que son una especie de colchones enrrollables que se utilizan para dormir y que normalmente se guardan cuando no se duerme en un armarito llamado oshiire.
- La engawa, que es una especie de balconcito que da a los clásicos jardines japoneses y que le da un rollo a las habitaciones espectacular.
Como os decía estos sitios, de habitación tienen lo que yo de cura. ¡Son pisos en toda regla!
Nuestro primer onsen japonés… ¡de película!
Tras flipar con la piso-habitación, nuestra Nakai-san nos dió unos quimonos súper chulos así como unas zapatillas llamadas surippa y tras esto la seguiríamos hasta recepción donde nos guiarían hasta un onsen privado (baño japonés) que por las fotos que habíamos visto parecía la joya de la corona de este ryokan en Hakone y que obviamente no nos podíamos perder. Pero antes de entrar en materia… echad un ojo a la siguiente imagen.
Para el que no lo sepa, los onsen son los baños tradicionales japoneses, y por lo general, en todo ryokan hay uno. Estos baños son públicos, separados por sexo, ya que se entra a ellos en pelota picada, y para hacer uso de ellos hay que seguir una serie de instrucciones bastante específicas tal y como veis en la imagen de arriba.
Lo más importante es que no entréis “modo escandaloso“, que os lavéis con jabón antes de entrar al agua, siempre sentaditos en unos taburetes que encontraréis y que siempre vayáis en pelotas y nunca en bañador. Obviamente estos baños están separados por sexos y en el caso de que queráis entrar en pareja o grupo de amigos lo ideal es reservar un onsen privado, que no en todos sitios existe, y que en el caso de nuestro Ryokan podías reservar y disfrutar para ti solo pasándote las normas por el arco del triunfo. En nuestro caso, el lavado digamos que fue algo “express” por no decir que casi inexistente 😀 ¿La razón? La siguiente…
Al abrir la puerta del onsen nos topamos con un espectacular bosque de bambúes que nos atrajeron a él como un enorme imán. ¡Estábamos en el bosque!
Y justo enfrente de este, el onsen, pequeñito, para unas 3-4 personas como mucho pero super acogedor. Qué lugar… madre mía.
Una vez en el agua… ¡madre mía! Jajaja 😀 Meteros despacito y si queréis mi consejo pegaros una ducha bien caliente antes de entrar si no queréis acabar escaldados como una manzana reineta. Recordad que el agua de estos lugares es de origen volcánico y más de 20-25 minutos dentro puede significar un jamacuco. El resto del tiempo… relax… tranquilos que en un lugar así no hay prisas que valgan.
La experiencia fue brutal. Estar metidos en agua volcánica frente a ese pedazo de bosque de bambú repleto de pajarillos fue toda una experiencia y desde luego uno de los mejores momentos del viaje en el que para nosotros, sin duda alguna, es uno de los mejores ryokan de Japón. Echad un ojo al vídeo 😉
Como veis en el vídeo el lugar es una pasada pero si creíais que el momento onsen terminaba ahí… para nada 😉 Ahí tenéis al tío.
Tras salir del onsen, como aún teníamos tiempo, nos metimos en los baños públicos del ryokan, que como os dije antes, en la gran mayoría de hoteles tradicionales japoneses los encontraréis sí o sí. Unos más chulos que otros pero los tendréis. En el caso del de nuestro ryokan, pese a que no era comparable al onsen privado y su bosque de bambú, he de decir que también tenían su punto con cascadas que emanaban entre rocas repletas de vegetación y una serie de piscinas enormes. Chulísimo.
Un ritual del té poco ortodoxo y a la cama
Tras el momento onsen y ya con la noche sobre Hakone, aprovechamos para salir a cenar por el pueblo y regresamos prontito a la habitación para poner en práctica nuestra reciente titulación de maestros del ritual del té. Agarraos que vienen curvas.
Todo esto os sonará a coña pero os aseguro que en Kioto hicimos un curso para aprender a hacer el ritual del té japonés y nos acreditaron con un diploma oficial así que de risas nada 😀 De modo que dijimos: “estando en este pedazo de hotel ryokan en Japón, ¿dónde mejor que en esta súper habitación con té matcha y estos quimonos tan apañaos para poner en práctica lo aprendido? 😀 Y así lo hicimos.
¿Están guay las pintas verdad? Jajaja. Pues atención al vídeo que no tiene desperdicio. Os aseguro que todo lo que hicimos nos lo explicaron en el curso. Nada es inventado. Eso sí… la coreografía, ritmo y puesta en escena tiene un cierto toque spanish que era inevitable no darle al vídeo. En fin, si tenéis valor dadle al play… avisados quedáis.
¿Qué os ha parecido? ¿Superable o insuperable? Como veis somos auténticos maestros del ritual del té de modo que podemos llegar a entender que estéis bajo un profundo trance de admiración o bien descojonados de la risa. Ambas opciones son válidas y respetables 😀
Tras el ritual, sacamos los futones, preparé la que sería mi cama esa noche y las niñas se retiraron al dormitorio para dormir sobre las camas que visteis más arriba.
Y por si era poco… ¡desayuno japonés por sorpresa!
A la mañana siguiente, despertamos prontito y rápidamente bajamos a recepción ya que nos moríamos de ganas por ver el desayuno. Por lo que habíamos oído, es muy común que en estos ryokan se luzcan con la comida tradicional japonesa y en especial con los desayunos.
Al llegar a la recepción y pedir que nos indicaran por dónde se iba al desayuno nos sorprendió un montón que nos pidieran que nos esperáramos. Al rato, llega de nuevo nuestra Nakai-San (la asistenta) para llevarnos a una especie de reservado chiquitito donde nos tenían preparado un auténtico banquete para desayunar. ¡Fijaos qué flipe!
De verdad que no sabía por dónde empezar. En ese momento no sabíamos ni qué era lo que nos estábamos comiendo pero para que os hagáis una idea, había: una tortilla dulce llamada Tamagoyaki, judías y sésamo, arroz cocido, salmón a la plancha, sopa de miso, fruta, sopa de marisco… ¡de locos!
Por aquí os dejamos un pequeño vídeo para que veáis como fue el momento en el que llegamos al desayuno en el ryokan 😀
Como veis el momentazo de llegar y encontrarnos semejante tinglao montado para nosotros no tuvo precio. A mi modo de ver, tanto la tortilla como la sopa de marisco… un diez.
Este súper homenaje en forma de desayuno la verdad es que no tuvo precio y fue el broche de oro a la experiencia en el ryokan. Supongo que los propietarios del ryokan nunca llegarán a leer ni entender estas palabras, pero bueno, en la vida hay que ser agradecidos pero desde aquí damos GRACIAS por el trato recibido y recomendamos a todos que viváis la misma experiencia que nosotros vivimos en este precioso lugar de Hakone.
Información útil para dormir en un sitio como este
Llegados hasta aquí querréis saber dónde dormir en un Ryokan en Japón como este. Los mejores ryokan de Japón están en Hakone. De eso que no os quepa duda. Y tras nuestra experiencia, si queréis echar un ojo al ryokan que aparece en este post podéis verlo y reservarlo aquí. Nosotros os lo recomendamos encarecidamente y sino… fijaos en nuestras caras al abandonarlo 😀
¿Conocéis algún ryokan en Tokio? ¿Y algún ryokan en Kioto?
Ni en Tokio y ni en Kioto nos alojamos en ryokan porque no eran exactamente lo que buscábamos. A mi modo de ver… no hay nada como dormir en un Ryokan en Hakone. Es que no hay color. Ni punto de comparación con los que podáis encontrar en Tokio y Kioto pero por recomendación de conocidos podéis echarle un ojo a este de Tokio, que tiene muy buenas valoraciones; y a este otro de Kioto que tiene también muy buena pinta y una valoración espectacular. Pero insisto, Hakone… 🙂
¿Tenéis más información de Japón y vuestro viaje?
Por supuesto, por aquí os dejo un enlace donde podéis mirar todos los post sobre Japón que tenemos publicados hasta la fecha en nuestro blog.
Este post se lo dedico a mis dos personajillas favoritas. Ya sabéis que os quiero un montón y que mis viajes sin vosotras no son lo mismo 🙂