Era nuestro segundo día en el blogtrip #multiplicalaluz y el día amaneció como el resto, soleado y una asombrosa temperatura que para ser el mes de Diciembre a más de uno dejaba boquiabierto. En compañía de mis compañeros blogueros Carlos Olmo, Diego Pons y Fidel Martín, salimos dirección Huelva con el propósito de realizar una ruta a caballo a través del preparque de Doñana.
El plan no pintaba mal, el entorno ideal, pero desde mi traumática experiencia a los 9 años en la que dentro de un picadero tuve que saltar desde un caballo desbocado a los brazos de la que era nuestra monitora, el hecho de montar de nuevo en un caballo me ha dado cuanto menos respeto.
Poco menos de 1 hora desde Sevilla tardamos en llegar a la Hacienda Gelo.
Según llegamos nos enseñaron la hacienda, las habitaciones, cuadras con los caballos y nos explicaron que todo aquel que lo desee puede quedarse en grupos junto con los caballos y realizar desde allí la misma ruta que nosotros íbamos a realizar.
Ya en la cuadra avisé de que mi experiencia en caballos era poquita, por no decir nula, y que por tanto, aquel caballo que de bueno pareciera tonto o tuviera una sobredosis de tranquimacín, sería el apropiado para mi monta.
Una vez fuera de las cuadras y junto a un abrevadero, nos asignaron a cada uno un caballo. Calipsa sería mi yegua. Era bastante alta, de color negro, muy tranquila y obediente.
Antes de empezar la monta practicamos un poquito y nos dieron las directrices básicas para “conducir” un caballo:
- Acelerar = Toquecitos con los pies, suavemente, son muy sensibles, a la mínima que aprietas aceleran, no hace falta aporrear.
- Giro a la derecha = Tironcito de la rienda derecha.
- Giro a la izquierda = Tironcito de la rienda izquierda.
- Frenar = Tironcito de las 2 riendas y si añades “sssssoooohhhh” incorporas ABS a la frenada.
Mi canguelo fue menguando a medida que movía al caballo de un lado para otro. Me resultaba increíble que yo solo estuviera manejándolo dada mi traumática experiencia a lomos de estos bichos. Pues bien, un poquito de agua para el camino y poco a poco iniciamos nuestra ruta.
Comenzamos la ruta a través de olivares y fincas para poco después adentrarnos en los pinares y el preparque de Doñana.
Nunca imaginé que sería tan impresionante el pasear un caballo por lugares así.
Sentir el ritmo del caballo y admirar los pinares desde lo alto del caballo a medida que avanzábamos por caminos de tierra fue toda una experiencia.
Por el camino, Calipsa se paraba a comer cada 2×3. Había que estar al tanto ya que en una de esas, bajaba la cabeza y si no te agarrabas bien a la montura acababas en el suelo ya que lo hacía de repente.
Poco a poco la hora de comer se iba acercando y de trote en trote, casi al grito de “yiiiijaaa” y pegando saltos en la silla como un loco, Calipsa, el de arriba (yo) y el grupo llegamos al almuerzo.
Allí nos esperaría el resto del grupo con un 4×4 y una mesa llena de buena comida de la tierra frente a «la laguna de abajo».
Buen jamón, una ensaladilla estupenda, aceitunas, queso… y como si lo hubieran adivinado, una estupenda carne con tomate, mi comida favorita.
Entre risas, anécdotas viajeras de unos, otros y alguna que otra “historia jordana” pasamos un almuerzo al Sol, en pleno Diciembre y una temperatura de fábula. Ahora entiendo nuestro hashtag para el blogtrip “Multiplica la Luz”.
Todo marchaba dentro de lo esperado, pero como no hay viaje al que yo asista sin anécdota surrealista que se presente, esta ocasión no iba a ser menos y el hecho de salir del preparque en dirección Sevilla se convertiría en una auténtica odisea.
Para salir de la finca en la que nos encontrabamos debíamos atravesar una valla con el 4×4, valla que cómo no, encontramos cerrada a cal y canto. La puerta debía abrirnosla un tipo que se encontraba en paradero desconocido y en estado de “no sabe no contesta”. Tras casi 1 hora esperando e intentando salir de allí hasta el pueblo más cercano, se nos propuso un curioso medio de trasporte al que no pudimos decir que no.
Trasporte cazallero en minibús dirección Huelva, paseo a caballo por preparque de Doñana, tapeo ibérico en mangas de camisa en pleno Diciembre… acabar atrapados y regresar en un camión cargado de caballos entre risas no tuvo precio.
A grandes problemas, grandes remedios 😉
Después de lo escrito, fotografiado y rodado (de rodar, no de rodeo) por Miguel, queda claro que aunque el blog se llame Diario de un mentiroso, todo lo que aquí se cuenta es más cierto que los restos de Colón en la Catedral de Sevilla!!.
Que buenos recuerdos, ahora que me pasó ya el escozor en mis partes nobles!!
Y que estarian pensando los pobres caballos de sus compañeros de camioneta?. Pues no se de que se rien estos,…..ja,ja,ja
Yo creo que se pensaron seriamente el gasearnos