10 recuerdos de París

A día de hoy he visitado París en 2 ocasiones, una primera en la que estuve 1 día durante mi primer gran viaje de 1 mes por toda Francia acompañado de uno de mis mejores amigos, Charly; y una segunda visita, esta vez de 4 días, en la que de nuevo con Charly, francés de origen y españolito de adopción, descubrimos París, como nunca.

París es una ciudad enorme. La París en blanco y negro, la ciudad de l’amour… multicultural, cosmopolita, en constante movimiento, 100% a la moda, donde innovar no es sinónimo de friki ni bicho raro, París huele a crepe y a hojaldre champions league. Capital del turismo europeo y con nada más y nada menos que 16 millones de habitantes que la convierten en una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo, bañada por el Sena y con Micky Mouse como mejor anfitrión.

Mi primer recuerdo de París precisamente gira entorno a este rio. Puedo decir, con total seguridad, que cruzar de noche el Sena, si no es el recorrido urbano en barco más bonito de Europa, entre los 3 primeros seguro está. Abrígate, eso si, pero te aseguro que saludar uno tras otro a todos los símbolos de París iluminados desde el barco es una pasada.

Mi segundo recuerdo pasa por los  Eliseos, el Arco del Triunfo y la eterna llama que bajo este hay y que se enciende diariamente a las 18.30 en honor a los restos de un soldado desconocido de la II Guerra Mundial.

Otro de los recuerdos que por mi mente pasan cada vez que pienso en París es la Île de la Cité, donde subir las interminables escaleras de Notre Damme te harán sentir como el mismísimo jorobado pasando por su campanario para poco después, disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.

Y bajo esta, sus gorriones.

Es impresionante lo confiados que son. No olvides llevar un poco de pan, alzar tu brazo y esperar a que estos comiencen a subir por todas partes. Allí encontré hasta tipos que a lo “místico”, llevaban cascos con chillout mientras eran inundados, sin exagerar, por lo menos por 30 gorriones. Una pasada.

Recuerdo, lo que se dice recuerdo… me viene a la cabeza cuando pienso en el paseo hasta el Sacre Coeur y sus vistas de París desde la básilica.

Y a pocos pasos del Sacre Coeur, otro lugar imborrable para mi memoria: el barrio de los pintores.

Un barrio antiguo, con encanto, repleto de artistas que tal vez atraídos por el aire bohemio y romántico de la zona fueron poco a poco exponiendo sus obras en la concurrida place du Tertre donde tan solo observar a estos artistas pintar bien merece la pena su visita.

Y cómo no el Louvre, el gigantesco Louvre, la Gioconda y las pirámides invertidas.

Pensar en París es acordarme de un buen picnic en los campos de Marte.

Guardarme la foto de las vistas desde el trocadero, una de las mejores que todo turista busca junto al icono de la ciudad.

Pero por supuesto, acordarme de París es sinónimo de torre Eiffel, que aunque a día de hoy parezca mentira, se construyó para ser de quita y pon, fue motivo de peleas y rencillas, entre los parisinos que no la querían donde a día de hoy está, pero que poco a poco, se ha convertido en el monumento más visitado del mundo con más de 6 millones de visitas cada año.

Quiero dedicar este post a Charly, por enseñarnos París tal como lo hiciste y a Magdalena y Alain, por ese mes tan fantástico en el que descubrí Francia junto a ellos y que nunca sabré agradecerles tanto.