Era tarde y tan solo pretendíamos darnos una vuelta alrededor de la catedral de Viena cuando, saliendo del metro Stephansplatz, un par de hombrecillos vestidos de soldaditos de plomo comenzaron a vendernos la moto con la idea de que asistiéramos a un concierto de Navidad. Teníamos entendido que a gente del grupo con el que íbamos les había costado 40€/persona y la verdad es que entre mi inglés regateador, las muchas dudas que presentábamos, la hora tan tardía que era y encima, en mayoría femenina que íbamos (y ya se sabe, 2 tetas tiran más que 2 carretas), los soldaditos de plomo sucumbieron a nuestras presiones dejándonos las entradas a un precio muy bueno de nada más y nada menos que 35€ por persona y por si esto fuera poco, mi hermana, GRATIS.
El concierto fue a las 18.00, en un lugar que parecía un mini-castillo de Hogwarts al que tan solo le faltaba Harry Potter dando vueltas con la escoba por allí lanzando hechizos. Fue construido por el mismo que hizo el maravilloso ayuntamiento de la ciudad y en estilo neogótico goza de una acústica acojonante. Podéis informaros mejor en la web y ver imágenes del lugar: “Wiener Imperial Orchester”.
Fue un concierto de cámara, compuesto por 8 integrantes. El repertorio que tocaron fue de Mozart y Strauss y tocaron piezas del concierto de año nuevo de la ciudad. Según nos comentaron, en Austria y más concretamente en Viena, capital de la música clásica, rara es la persona que no toca un instrumento. En ella hay excelentes músicos y los chavales adolescentes en muchas ocasiones organizan quedadas para asistir a conciertos de música clásica. Después nos preguntamos el porqué este tipo de países nos saca 3 cabezas si aquí al hecho de decir que te gusta la música clásica, con esa edad, es motivo para que te miren raro y tachen de “friki”.
Bueno, no me enrollo más y os dejo un pequeño repertorio de los que considero mejores momentos del concierto y que pude grabar sin display para no molestar a los demás y peleándome con la cabeza de un bombín que no para de moverla y me traía loco. Que lo disfrutéis.
Toda una pasada y una experiencia más para la colección que terminó con el famoso vals de “El Danubio Azul” y la archiconocida “Marcha Radetzky“.
Hola de nuevo. Cuando estuve en Viena hace tres semanas me puse a leer lo que tenías en el blog de allí, que algo recordaba. Todo ha sido tal y como tú lo describías, salvo esta entrada. Yo iba con tres personas más (sólo una mujer), y nos las pretendieron dejar a veintitantos euros (las de la última categoría) por no sé qué descuento por ser estudiantes o profesores, y además pagando sólo tres. La verdad es que no regateamos nada; no sé si estarían desesperados o no.
La cosa es que no las compramos. Nos había comentado una local que en todos los espectáculos hay disponibles, en internet o en la taquilla, entradas de pie (tres euros en la Staatsoper o cinco en el Musikverein, por ejemplo). Las más caras creo que son las del concierto de Año Nuevo, que si te tocan en el sorteo, cuestan treinta euros. Lo mejor es que si en el descanso hay algunos asientos que no hayan sido ocupados, puedes sentarte tú en ellos, pidiendo que no venga quien compró la entrada correspondiente. También hay entradas, que en los días de poca venta, se ponen a la ídem una hora antes de la función a un precio reducido, pero parece ser que no están anunciadas y hay que preguntar por ellas.
Pero claro, todo eso tiene un inconveniente, que si no te gusta el programa del concierto, como si fueran gratis. Eso sí, te da una idea de cómo se vive la música en Viena. Asistir a un concierto sale más barato que ir al cine.
Es una experiencia fantastica, me alegro de que te gustara, Viena en Navidad se transforma en algo mágico.