Londres. Una happy experience!

Londres, una de las capitales de Europa, más de 7 millones de habitantes, 27 millones de turistas por encima incluso de París, escenario de un sinfín de películas y series, 258 museos, 300 lenguas, volantes al revés y conducción inversa, enchufes tripolares de 3 clavijas, libras y peniques, 6 grandes parques, 5000 pubs, 5570 restaurantes, impresionante diversidad de actividades, exposiciones , lugares de ocio y por su puesto su historia y leyenda son suficientes motivos para, al menos, sentirse atraído por una ciudad que si encima visitas en Navidad, como fue mi caso, te invitará a volver y seguir disfrutándola una y otra vez.

El mismo día 25, día de Navidad, salimos de la estación de trenes hacia Madrid con Air Europa, si, habéis leído bien, ya que tienen un combinado AVE-Avión muy cachondo que nos recogió en Atocha con un autobús enorme solo para los 3 que íbamos.

A nuestra llegada tuvimos bastante suerte, puesto que al ser día de Navidad (25 de Diciembre) y día previo al Boxing Day (26 de Diciembre) que también es festivo en Reino Unido, encontramos que no había trenes  ni metro. Apresurados y por mera intuición divina bajamos a la parte baja del aeropuerto donde una buena señora que era una mezcla entre la Sra. Doubtfire y la Srta. Rotenmeyer nos indicó que el último autobús del día en dirección Londres centro ciudad salía en cuestión de minutos.

Afortunadamente conseguimos coger el último autobús en el último momento y tuvimos la fortuna de experimentar por primera vez lo que era montarse en uno de los famosos autobuses de 2 plantas rojos e ir en sentido contrario por la carretera.

El recorrido desde el aeropuerto fue algo largo pero se nos paso pronto ya que el autobús pasó por una serie de urbanizaciones en plan “barrio de Los Simpsons” de casas decoradas por la navidad, sin valla, ni cancela, ni persianas y con la sensación de que todo estuviera abierto ya que desde el propio autobús podías ver a gente cenando pavo con las típicas velitas de navidad sobre la mesa. Nos encantó. Fue una estupenda y curiosa primera toma de contacto.

Al llegar a la ciudad, echamos mano del mapa y nos dirigimos al hotel. Puesto que este estaba a tan solo 4 minutos de Hyde Park y en ese momento nos encontrabamos en la otra punta del parque, decidimos llegar al hotel bordeando Hyde Park entero. Ilusos de nosotros que pensabamos que iba a ser un ligero paseito, creyendo que Hyde Park iba a ser el típico parque que aparece en todo mapa a modo gigantesco, te crees que es enorme pero luego llegas y la realidad no es otra que un parque en el que solo hay 2 patos y 3 señoras echandole pan del dia anterior. De pequeño nada. Hyde Park es tremendamente grande, es gigantesco. Tardamos bastante en recorrerlo y eso que ibamos escopetados perdidos ya que teníamos ganas de ver el hotel y meter las manos en calor.

Despues de abandonar Hyde Park y de recorrer algunas callecitas de Bayswater (barrio que esta pegadigo a Nothing Hill) buscando el hotel, llegamos a este. El hotel “Duke of Leinster” es un hotel chiquitín, coqueto, muy inglés y con la tipica fachada “Nothinghilliana”, blanca, con escalerita a la puerta y como digo a tan solo 4 minutos de Hyde Park. Es una buena opción si quereis quedaron en londres, además esta bastante bien comunicado con varias paradas de metro a su alrededor. Nosotros cogíamos siempre la parada de Bayswater a 5 minutos andando.

Una vez en el hotel y después de hablar con la recepcionista que curiosamente era española, nos dieron la habitación y siguiendo la costumbre, la inauguramos con nuestros ya famosos “jumping cameros“.

Algo cansadillos del viaje, nos fuimos a la cama, no sin antes pelearnos un poquillo con el adaptador para los famosos enchufes ingleses a la hora de poner a cargar el móvil y las cámaras para el día siguiente. En España podeis comprar Estos adaptadores en cualquier tienda de electronica, chino o gran superficie y sino, no os preocupeis que allí en Londres en cualquier indio (en vez de chinos hay indios) podeis pillaros uno.

A la mañana siguiente tomamos nuestro desayuno inglés, bastante apañado por cierto, zumos, fruta, cereales de chocolate, leche con cacao, croissants rellenos de chocolate, las famosas toasts, etc…

Una vez listos, mapa en mano y trás un buen cepillado de zapatos en la cachonda maquinita que a la puerta del comedor teníamos, nos pusimos en marcha e iniciamos nuestra ruta atravesando Hyde Park en dirección Trafalgar Square.

Hyde park como dije más arriba es inmenso. Se puede decir que es un bosque y uno de los pulmones de Londres.

Sus inmensos árboles recorren todos los caminos del parque mientras decenas de aves de todo tipo y otros animalillos campan a sus anchas alrededor de estos.

La verdad es que me supuso un contraste alucinante el hecho de que simplemente entrando en Hyde Park olvidaras por instante que te encontrabas en Londres al sentirte inmerso entre tantísima naturaleza.

A lo largo de nuestro recorrido por el parque pudimos toparnos con alguna que otra ardillita que casi que pudimos tocarla.

Es impresionante la capacidad de recolección de estos diminutos roedores que detectan que llevas comida a kilometros. Son rápidas como ellas solas y podrás verlas en casi cualquier parque de la ciudad por árboles, entre arbustos o animales a los que están dandoles de comer.

Después del momento ardillita llegamos a “The Serpentine” que es el lago principal de Hyde Park, el más grande y alrededor del cual hay mayor cantidad de animales: cisnes, patos de todo tipo, aves, cuervos, etc…

Finalmente nuestro recorrido por Hyde Park terminó y nuevamente en el asfalto londinense nos pusimos en marcha topandonos de sopetón con 3 de los símbolos más representativos de Londres.

Por un lado las archiconocidisimas cabinas de Londres o “Red phone box”, actualmente en peligro de extinción y puestas en “adopción” por parte de British Telecom para que la persona que así lo desee, pueda hacerse cargo de esta y su mantenimiento. En la era del móvil estas cabinas a día de hoy tan solo sirven como símbolo de la ciudad, en la que los turistas, se hacen la foto haciendo una llamada o como rincón en el que guarecerse si hubiera un chaparrón repentino.

Por otro lado y acto seguido a nuestra fotito, a nuestro paso por un paso de cebra, otro guiño de los símbolos ingleses, esta vez protagonizado por sus autobuses de 2 plantas rojos y sus antiguos y peculiares taxis.

Poco a poco fuimos siguiendo nuestro camino y a medida que avanzabamos ibamos viendo más y más cosas curiosas de un país que en algunos aspectos parece que va a la inversa de todo, sin ir más lejos y tal como comentaba al principio, el trafico, en el que hasta las rotondas van al reves. No quiero ni imaginarme el tener que conducir por el centro de Londres ya que, instintivamente seguiría el sentido normal de la circulación y podría montar una pajarraca impresionante.

Finalmente y tras ir alucinando poco a poco con la maravillosa decoración navideña de la ciudad, fuimos recorriendo la avenida Picadilly hasta llegar al famoso luminoso de Picadilly Circus.

Este lugar recibe el nombre de “Circus” debido a que es un conjunto de calles que desembocan en este punto, presidido ya no solo por las superpantallas de neón sino por una fuente y una estatua conocida como “Eros” que presiden la plaza junto con grandes edificios.

Nuestro primer pateo londinense fue a desembocar a otro de los punto más reconocibles de la ciudad: “Trafalgar Square”.

Desde Trafalgar Square no solo alucinamos con sus gigantescos leones y su fuente sino que pudimos ver por primera vez en todo el viaje al famoso Big Ben y visitar la National Gallery.

Si vas de escapada a Londres, no te lo pierdas, no hace falta que eches la mañana entera ni mucho menos.  Al llegar, te darán un folleto con las obras  más importantes y representativas del museo de modo que puedas ir directamente a ellas.

Entre las más destacadas del museo se encuentran:

  • La virgen de las rocas – Leonardo da Vinci
  • Los girasoles – Van Gogh
  • Venus y Marte – Sandro Botticelli
  • Sanson y Dalila – Pieter Paul Rubens
  • Las grandes bañistas – Paul Cézanne
  • Cena en Emaús – Caravaggio
  • La virgen de los claveles – Raphael

Está prohibido realizar video ni fotografías en su interior pero yo os dejo aquí el visor del nuevo proyecto de Google, llamado “Google Art” con el que podreis ver sus obras practicamente como si estuvierais allí.

//www.googleartproject.com/museums/nationalgallery/

Personalmente flipé bastante con algunos cuadros puesto que mis padres tienen en el salón de casa algunas de estas obras, evidentemente en la tipica reproducción digital pero obras que ves día tras día mientras ves Los Simpsons, te comes las croquetas para cenar o lees un libro en el salón y… el ver las originales allí… me supuso un shock. Espero que lo entendais y no me colgueis el San Benito de cateto.

Nuestro recorrido continuó hacia la catedral de San Paul.

Este lugar, lo considero de obligada visita, ya no solo por lo impresionante de su interior sino porque podreis subir hasta lo alto de su cúpula y obtener una vista impresionante de toda la ciudad de Londres que os situará muchísimo siendo una alternativa como mirador al famoso London Eye.

Al bajar, fuimos caminando paralelos al Támesis en dirección London Eye y como meta el Big Ben. El recorrido fue estupendo y pudimos disfrutar de la vidilla tan impresionante que tienen las margenes del rio.

Finalmente y tras una larga caminata, atravesamos el Westminster Bridge y nos paramos un ratín para mirar el muchifotografiado BigBen.

Fue allí donde conseguimos darnos cuenta de que realmente estabamos en Londres, una de las capitales más visitadas del mundo, escenario de tantísimas peliculas y testigo de un sin fin de acontecimientos importantes y de celebridades de la historia que han vivido y visitado la ciudad.

Nuestro viaje continuó pero si os parece lo retomamos en otro post donde os contaré nuestra experiencia en China Town, la juguetería Hamleys, el puente de Londres y el famoso Fish and Chips, entre otros…