La orilla del Támesis, Natural Museum, una de Fish&Chips y HardRock Café!

Londres es una ciudad con tantísimo que contar, que podría decirse que se le podría dedicar un post a cada uno de los lugares que la forman. De este modo, decidí dividir mi reportaje sobre la ciudad en 2 partes, una primera en el que os contaba la primera toma de contacto con los topicazos ingleses, nuestro hotel, la forma de vida de los ingleses, nuestro paso por Trafalgar Square, Picadilly Circus, National Gallery, Catedral de San Paul, el BigBen, Hyde Park y sus ardillas; y este segundo post, que nace en la segunda noche de nuestro viaje, a los pies de un BigBen iluminado y tan solo sorprendidos por los luminosos de los “underground”.

Casi sin pestañear y sin perder detalle de aquel fantástico lugar, permanecimos unos minutos observado la tarde caer en un lugar que como comenté en el anterior post, ha sido protagonista de infinidad de historias, películas y celebraciones históricas que en ese momento teníamos delante.

Definitivamente la noche cayó y justo desde el punto en el que la foto de arriba está hecha, retomamos nuestro camino a través de la avenida Whitehall, una de las arterias principales del barrio de Westminster y lugar en el que se ubica las zonas administrativas de palacio así como oficinas e instituciones publicas, sedes políticas, etc… y la Horse Guard House donde nos pudimos hacer la conocida foto con el guardia de turno.

Al llegar, encontramos a un jovencillo pelirrojo, con el casco tapándole los ojos imagino que para no mirar hora tras hora al pelotón de personillas que frente a él día a día hacen cola como si del curro de la Expo92 se tratara. Este pobre chaval acabará con un complejo de zoo impresionante.

Nosotros hicimos lo propio y no nos íbamos a quedar sin la foto. “Allá donde fueres haz lo que vieres”, no? solo que en este caso, a costa de la dignidad del pobre chico, que mientras esperábamos la cola, termino por explotar, puesto que un grupito de raperos chinos que parecía que se habían escapado del Bronx empezaron a vacilarle y este, a la par de un grito que pegó, desenvainó su espada y les amenazó con ella. Me recordó a esas figuras humanas que se mueven cuando les echas una monedita. Fue la misma sorpresa ya que después del estelar ataque regresó a su posición para que nosotros posáramos junto a él. Que divertida situación.

Con la noche encima y tras el que había sido un día algo agotador, decidimos regresar al hotel para recuperar fuerzas para el día siguiente, no sin antes pararnos en algún comercio abierto, donde comprar algo de pan para hacernos unos bocadillos para esa noche.  Pues bien, caminando, caminando… llegamos a un “indio”, que viene a ser el equivalente del “comercio chino” al que estamos acostumbrados a ver aquí en España a la vuelta de cada esquina. Como comenté en el post anterior nada más que en Londres viven más de 500.000 indios, cifra que los convierte en la primera raza étnica que habita la ciudad. Al entrar en el negocio, el buen hombre que lo regentaba me saludo con un “Good evening” al más puro estilo Apu de Los Simpsons que me hizo presagiar lo peor de cara a la conversación que pensaba mantener con él a continuación con el objetivo de saber si vendía pan y algo de embutido. No imagináis el trabajito que me costó entenderle. Simplemente la palabra “Bread” (pan), la pronunciaba de una manera que de verdad que no era capaz de adivinar que me estaba queriendo decir “Bread”. Finalmente con algo de esfuerzo y exprimiendo el oído al máximo logré entenderme con él y pude comprar lo que buscaba.

A la mañana siguiente, con un día excelente y con las pilas recargadas, nos dimos un paseíllo matinal por las casitas de Nothing Hill. Parecía que estuviéramos en el escenario de alguna película, con todas esas casitas blancas, con su escalerilla previa al típico porche, blanco e impoluto, presidido por 2 columnas e idéntico al resto de casitas de la calle.

Despues del paseíto, cogimos un metro que nos llevara directamente a Tower Bridge, donde iniciaríamos nuestro recorrido a lo largo del Tamesis.

Este puente normalmente es confundido con el puente de Londres y no tienen nada que ver. El puente de Londres es un  puente normal y corriente y el Tower Bridge es el archiconocido que veis en la foto superior en la que salgo junto a mis queridísimas.

Nuestro recorrido continuó unos metros más adelante hasta la Torre de Londres (Tower of London). En la torre de Londres se encuentra el palacio Palacio Real y Fortaleza de su Majestad y si entrais podreis ver las Joyas de la corona, con sus diamantes y esmeraldas, así como todo el interior de la fortaleza. Os aconsejo que si visitais Londres y teneis interés en visitar la Torre de Londres, que saqueis las entradas por internet para llegar y no tener que esperar la megakilométrica cola que os encontrareis al llegar y en la que perdereis media mañana. En este enlace que os dejo a continuación podeis hacer las reservas sin ningún problema.

Después de nuestro mini periplo por el Támesis, decidimos visitar el Natural Museum y para ello, cogimos nuevamente el fantástico underground para bajarnos en South Kensington, que es la mejor parada para visitar el Natural Museum ya que os dejará al ladito.

El museo natural es un lugar de obligada parada para todos aquellos amantes de la naturaleza “contemporánea y pasada”. Que cosa acabo de decir no? pues si, me refiero con “naturaleza pasada” a nuestros amigos los dinosaurios, mammuts, plantas y huesos antiquísimos con los que alucinareis con el modo en el que nuestros amigos ingleses se han currado unas instalaciones con las que podrás disfrutar de Tiranosaurus Rex a tamaño real y en perfecto movimiento, velocirraptores y un sin fin de curiosidades y datos sobre estos gigantescos mamíferos que en su día habitaron la tierra.

Por otro lado y perfectamente dividido por clima y regiones del mundo, encontrareis practicamente animales de todas las especies del planeta. Desde linces, osos polares, cebras, insectos, serpientes, cocodrilos, leones, antílopes…

Particularmente me quedé maravillado e impactado con la sala de los animales marinos. En esta inmensa sala tenían ballenas azules disecadas y el hecho de verlas ahi, suspendidas u nos 15 metros de altura de largo a largo de la sala fue algo que no olvidaré jamás puesto que has oido muchas veces que son grandes, pero hasta que no las ves y las tienes ahí delante, no eres capaz de creer hasta que punto son inmensas.

Para terminar, puesto que me pegaría el día hablando del Museo Natural, os contaré otra de las cosas que más nos gustaron, por su curiosidad, por lo bien que estaba montada la exposición y porque sinceramente, no nos la esperabamos. Os hablo de una pequeña atracción ubicada en la zona de fenomenos meteorologicos del museo en la que entrabas en un supermercado japonés y a los “X segundos” comenzaba a haber un terremoto en él para que pudieras vivir en tus carnes una pequeña simulación de los cientos de seismos que en la capital nipona hay a diario.

El supermercado estaba perfectamente montado y las baldas de los stands estaban perfectamente sujetadas con unas varillas para evitar que los botes se cayeran al suelo debido a los seísmos. Curioso.

Después de la fantástica experiencia del Natural Museum, decidimos cambiar el bocateo por un Fish & Chips tipical inglesini y dimos con un típico pub inglés con gran variedad gastronómica pero un poco guarrete. La verdad es que el sitio puede decirse que era autentico y como autentico que era nos pusieron el Fish and Chips de toda la vida, vamos, el mismo que se come la Reina madre todos los jueves por la noche.

Después de comer el fish and chips llegué a la conclusión de que el fish and chips es a Inglaterra lo mismo que el serranito a España. Un serranito no deja de ser unos filetitos de lomo o pollo con jamón serrano, pimiento y tomate acompañados de salsa alioli y patatas, pero para aquellos que lo han probado, sienten la necesidad de repitir, eso seguro. Pues bien, con el fish and chips lo mismo, este, no dejá de ser un filetón de lenguado, merluza o bacalao rebozado, acompañado con patatas fritas pero desde luego, en mi caso, estoy seguro que si viviera en Londres repitiria a menudo haciendo gala de mi famoso gaznate y todoterreno paladar. Eso si, si hablamos de precios, los serranitos son más baratos que los fish and chips, ya que por el precio de un fish and chips te comes 2 serranitos.  Si es que como en España no se come en ningun lado.

Después de comer, decidimos volver a hacer uso del metro para ir al fantastico museo Madame Toussauds. A mi personalmente no me gusta usar el metro en ninguna ciudad. Prefiero ir andando a todos sitios, siempre que sea posible, para ver la ciudad, las gentes y tiendecillas a medida que caminas, pero cuando tienes tan poquitos días para ver una ciudad en la que la mayoría de museos, exposiciones y lugares con acceso mediante entrada cierran a las 17.00 pues tienes que hacer uso del famoso “Underground” que por cierto, no solo funciona perfectamente sino que es uno de los más antiguos del mundo.

Si decides hacer uso del metro y en ese mismo día crees que vas a hacer uso del metro más de 4 veces, te aconsejo que compres un billete para un día completo, ya que por 7’2 libras podras durante 1 día hacer uso de él todas las veces que quieras mientras que el billete sencillo son 2 libras. A nosotros nos salió rentable ya que lo cogimos bastantes veces este día. Una vez dentro del metro, como en cualquiera de estos, tener el bolso a la vista de los “pick-pocket” (carteristas) y un poquito de paciencia con la megafonía y su “Mind the gup” que se pronuncia: “Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaainnnnnn di gap” y que significa que tengas cuidado con el agujero entre el tren y el anden. Mientras llega el tren, se abren las puertas, te subes y te sientas puedes escucharlos unas 15 veces. De hecho venden hasta camisetas con la frasecita en las tiendas de souvenirs.

Nuestra visita al Madame Tussauds fue fantástica y la cuento más extendidamente en este post ya que el lugar merece que uno se extienda como lo merece. La calidad de las figuras de cera te dejará pasmado, algunas parece enteramente que son de verdad y la posibilidad de fotografiarte en un mismo lugar con toda la plana mundial de famosos, políticos, estrellas de hollywood, deportistas y cantantes no se tiene todos los días.

La noche se nos echó encima nuevamente. En Londres a las 16.00 de la tarde es ya de noche en Navidad y en el Madame Toussauds echamos un buen ratillo, practicamente hasta la hora de la cena para la que decidimos hacerla un poquito más especial dejando nuestro famoso pic-nic hotel a un lado y dándonos un homenaje en el Hard Rock cafe.

El lugar es chulísimo, no apto para personas sensibles auditivamente hablando, pero chulísimo. El ambiente es genial y es practicamente un museo del rock&roll.

Al llegar, un inmenso abeto de casi 5 metros de alto decorado de navidad, nos dio las buenas noches y justo debajo de él, un tipo sudamericano que rápidamente se dio cuenta que eramos españoles, nos cogió numero y nos dio “un busca” que empezaría a pitar con una lucecita roja en el momento en que nuestra mesa estuviera lista. Esto esta muy bien ya que puedes moverte por el interior del bar sin necesidad de aguardar cola e incluso ir a la tienda oficial que está justo enfrente del restaurante.

La comida fue estupenda y acertamos de lleno con el plato que pedimos. Recomiendo altamente una pasta acompañada de pollo a la parrilla, patatas fritas y una salsita de queso exquisita con un toque de pique muy suavito que te dejará K.O. Mmmmm… Delicioso. El sitio es un poco caro, al menos para bolsillos para el mio, pero merece la pena de vez en cuando pegarse un caprichito en un lugar tan chulo.